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1. DIARIO
VASCO (15-XI-04)
Sin desmarque de ETA
El acto político
convocado ayer por la ilegalizada Batasuna en el Velódromo
donostiarra de Anoeta confirmó que la izquierda
abertzale sigue soslayando todavía el inequívoco
emplazamiento de la sociedad democrática para
que se desmarque de la estrategia violenta de ETA.
Con la utilización de un lenguaje medido y
con cierta apariencia de novedad, Batasuna sí
consiguió ayer un primer objetivo, que probablemente
pretendía con la presentación de su
propuesta: el de hacerse con un cierto hueco de protagonismo
en el debate político que se desarrolla en
Euskadi.
El trasfondo
de su propuesta tiene semejanzas notables con conceptos
reiterados por el proyecto del Lehendakari Ibarretxe,
como la "consulta popular" o la "ausencia
de violencia", evocando al mismo tiempo buena
parte de los argumentos que ya aparecían recogidos
en la Declaración de Estella, suscrita en setiembre
del 98, entre otras formaciones políticas,
por PNV, EA, EB-IU y la propia Euskal Herritarrok.
No obstante, el mismo atentado perpetrado la víspera
contra las instalaciones militares en Belagua viene
a poner de manifiesto algo fundamental: que ni ETA
parece estar dispuesta a poner fin a su estrategia
violenta, ni la izquierda abertzale a exigírselo.
Y en esas condiciones, parece imposible imaginar que
pueda ser planteable, tal y como ayer propuso Batasuna,
la apertura de un proceso de diálogo y negociación
multilateral, sin que esté garantizado un cese
previo de la violencia por parte de ETA.
Las modulaciones
que los dirigentes de Batasuna han introducido en
su propuesta, conocida ayer en Anoeta, quizás
les sirvan para evitar riesgos de disidencia interna.
Pero mientras el terrorismo de ETA no desaparezca,
la posición de la izquierda abertzale estará
tan supeditada a su dictado como lo ha estado hasta
la fecha. De ahí que su disposición
a "abrir la puerta al diálogo entre todos"
no sólo carezca de una credibilidad democrática
mínimamente exigible, sino que en realidad
supone mantener la tutela de una organización
terrorista sobre el proceso de diálogo y negociación
política que Batasuna propone abrir. Porque
un "diálogo multilateral" sometido
a la coacción y al amenazante control de ETA
ni puede ser calificado como tal ni puede desembocar
en otro escenario que el que ETA desearía para
justificar su propia existencia.
Las alocuciones
del Velódromo de Anoeta quizás hubiesen
significado algo más que el reflejo de la impotencia
de Batasuna si se hubiesen producido hace dos décadas.
Pero durante todo este tiempo la sociedad ha sufrido
demasiados desgarros a manos del terrorismo, ETA ha
cometido demasiados crímenes, y la izquierda
abertzale ha secundado con demasiado cinismo y crueldad
el dolor causado como para que la ciudadanía
pueda depositar sus anhelos de paz en la propuesta
expuesta ayer en Anoeta. Los siete compromisos asumidos
por Batasuna de cara a la eventual apertura de "un
proceso de diálogo para la resolución
del conflicto" escasa credibilidad podrán
tener si no media un cese previo de la violencia por
parte de ETA, o si la propia Batasuna no es capaz
de comprometerse activamente en su consecución.
La propuesta formulada por Batasuna es posible que
esté interiorizada en el seno de la propia
izquierda abertzale como un paso adelante de una gran
trascendencia. Pero en la medida en la que ETA siga
sin desaparecer de la escena, sería temerario
suponer que Batasuna ya ha cumplido con un deber insoslayable
para cualquier formación política en
un sistema democrático, que no es otro, que
el de desmarcarse de la violencia terrorista.
2. DEIA (15-XI-04)
Vías políticas
y compromisos
QUIENES PONÍAN COMO
CONDICIÓN ineludible que Batasuna exigiera
a ETA el abandono de las armas ya tienen el argumento
que querían para descalificar la propuesta
hecha pública ayer por el sector mayoritario
de la izquierda abertzale. Efectivamente Batasuna
no exigió explícitamente a ETA que
abandone las armas, ni condenó su violencia.
No lo hizo ayer y no lo hará nunca por razones
que no es necesario explicar a aquellos que establecen
esta condena como condición sine qua non
previa a cualquier otro planteamiento. Pero conviene
leer con atención el siempre alambicado lenguaje
que emplea la izquierda abertzale cuando se refiere
a ETA y extraer las conclusiones pertinentes. Por
ejemplo cuando Batasuna 'emplaza' en su documento
a todos los agentes sociales a cumplir los siete
compromisos que plantea. Entre otros a 'respetar
la voluntad de todos los ciudadanos vascos formalizando
una consulta en condiciones pacíficas y democráticas',
o a dirimir las diferencias también 'de forma
pacífica y democrática'. Parece evidente
que en este país es ETA el único
destinatario de la exigencia del empleo de métodos
pacíficos y democráticos.
EL PLANTEAMIENTO DEL DOBLE acuerdo según
el cual correspondería a los partidos políticos
la discusión política mientraS que
ETA se limitaría a tratar con los Estados
español y francés lo que Batasuna
define como 'desmilitarización del conflicto',
supone un avance indiscutible sobre la vieja aspiración
de ETA de negociar de igual a igual con el Ejército
español la independencia de Euskadi y es,
sin duda, el reconocimiento explícito de
algo que el resto de los partidos ha venido planteando
durante todos estos años, es decir, que ETA
sólo se representa a sí misma y que
corresponde a los partidos la representación
del poder popular y, por lo tanto, el ejercicio
de la política. No hay razones para precipitarse
a echar las campanas al vuelo, pero sería
un grave error que esta iniciativa cayera en saco
roto sin al menos dar a la izquierda abertzale la
oportunidad de que demuestre con los hechos que
sus palabras de ayer son sinceras. Es muy difícil
para los unos y para los otros superar la inercia
de tantos años pero el objetivo de la paz
merece el esfuerzo.
3. EL CORREO DIGITAL (15-XI-04)
Discurso de continuidad
El acto convocado
ayer por la ilegalizada Batasuna acabó confirmando
la mezcla de cerrazón y de incapacidad con la
que la izquierda abertzale sigue soslayando el inequívoco
emplazamiento de la sociedad democrática. Con
la utilización de un lenguaje con apariencias
de novedad, Batasuna no persigue otro objetivo que el
de hacerse con algún hueco en el debate político
que se desarrolla en el País Vasco. De ahí
que se arrime al cobijo de conceptos tan reiterados
por el lehendakari Ibarretxe, como la 'consulta popular'
o la 'ausencia de violencia', evocando de paso argumentos
que ya se esgrimieran en el fracasado Pacto de Estella.
Pero el atentado perpetrado la víspera contra
las instalaciones militares de Belagua, en Navarra,
vino a recordarnos lo fundamental: que ni ETA está
dispuesta a poner fin a su macabra trayectoria, ni la
izquierda abertzale a exigírselo. A estas alturas,
todo lo demás resulta poco menos que irrelevante.
Las modulaciones
que los dirigentes radicales han introducido en su mensaje
de siempre quizá les sirvan para evitar riesgos
de disidencia interna. Pero mientras el terrorismo de
ETA no desaparezca, la posición de la izquierda
abertzale estará tan supeditada a su dictado
como lo ha estado hasta la fecha. De ahí que
su disposición a "abrir la puerta al diálogo
entre todos" no sólo carezca de la más
mínima credibilidad democrática, sino
que en realidad representa una nueva versión
del chantaje con el que pretenden violentar la voluntad
de los vascos y la del conjunto de los españoles.
Porque un "diálogo multipartito" sometido
a la coacción y al amenazante control de una
banda terrorista ni puede ser calificado como tal ni
puede desembocar en otro escenario que el que ETA desearía
para justificar su ignominioso pasado y asegurarse su
continuidad futura.
Las alocuciones
del velódromo de Anoeta quizá hubiesen
significado algo más que el reflejo de la impotencia
de Batasuna si se hubiesen producido hace dos décadas.
Pero el País Vasco y España han sufrido
demasiados desgarros a manos del terrorismo, la banda
asesina ha cometido demasiados crímenes y la
izquierda abertzale ha secundado con demasiado cinismo
y crueldad el dolor causado como para que ahora la ciudadanía
deposite sus anhelos de paz en la agenda avanzada por
Arnaldo Otegi. Por el contrario, si alguna esperanza
ofreció ayer el acto protagonizado por Batasuna
se debió a la constatación de su debilidad;
a la comprobación de que la sociedad democrática
está hoy más cerca de liberarse definitivamente
del terrorismo etarra y de los discursos que han venido
justificándolo al amparo de la libertad. Precisamente
por ello, sería torpe y temerario que significados
representantes públicos o líderes de opinión
se dejasen llevar por el enredo urdido en el velódromo
de Anoeta, brindando a sus artífices el resuello
que precisan para soslayar por el momento la exigencia
de la democracia para con los liberticidas: que sólo
la condena del terror les permitirá regresar
a la legalidad.
4. EL PAIS (15-XI-04)
El dilema de Otegi
La propuesta
presentada ayer por Batasuna va dirigida a su propia
clientela política. Sustancialmente es un intento
de mantenerse en candelero pese a la aparente proximidad
de la derrota de ETA. En ocasiones similares (tras
las caídas de Bidart o después de Ermua)
iniciativas exteriores justificadas con el argumento
de que había que acelerar el desenlace mediante
alguna forma de negociación sirvieron para
que la banda encontrase nuevos motivos para su permanencia.
Lo que ayer presentó Otegi es una propuesta
de negociación, con algunas variantes respecto
a otras anteriores, pero que en lo fundamental mantiene
la lógica de que la paz exige pagar un precio
político: algo que los dos partidos mayoritarios
se comprometieron a no hacer en el Pacto antiterrorista.
Ilegalizada, Batasuna está en peligro de extinción.
Las oportunidades que tuvo para evitar ese destino,
desmarcándose de ETA, las despreció.
Su dilema es que por una parte no quiere desvincularse
de ETA porque sabe que su protagonismo residual -la
expectación que despiertan actos como el de
ayer- depende precisamente de su proximidad a la banda;
pero ahora sabe también que esa proximidad
le lleva a la marginalidad por la vía de la
Ley de Partidos. Es probable que Otegi desee sinceramente
que ETA se eclipse, pero no se atreve, o no quiere,
decir a quien sea que hoy dirija el tinglado que lo
suyo se ha acabado. Y ETA misma expresa su escasa
voluntad de irse al colocar dos bombas en un refugio
militar la víspera del gran día.
El compromiso de Batasuna de utilizar "vías
exclusivamente políticas y democráticas"
repite el firmado en el Pacto de legislatura de 1999
al respaldar con el Gobierno de Ibarretxe al amparo
del acuerdo de Lizarra. Pero ese compromiso fue compatible
con el auge del terrorismo callejero y no impidió
la ruptura de la tregua por ETA, que en un año
asesinó a casi el mismo número de personas
(23) que en los cuatro años anteriores (24).
Es contradictorio felicitarse por la debilidad y casi
derrota política de ETA y rechazar las medidas
que lo han hecho posible: la eficacia policial y la
ilegalización judicial (más el Pacto
Antiterrorista). Los motivos para la ilegalización
fueron que un Estado democrático no puede admitir
bajo su legalidad, y financiar con fondos públicos,
a un partido que forma parte de un entramado que considera
legítimo matar a los candidatos y representantes
de los demás partidos. No se trata sólo,
por tanto, de condenar o de pedir una tregua; pero
es significativo que hasta a eso se negara ayer Batasuna,
pese a las reiteradas peticiones en tal sentido, en
particular de las formaciones nacionalistas.
No se ve la necesidad de modificar la política
antiterrorista. Si ETA está dispuesta a abandonar
el terrorismo, que lo diga; y si Otegi quiere que
se le tome en serio, que así lo exija públicamente
a ETA
5. EL MUNDO (15-XI-04)
Y la montaña volvió
a parir... la serpiente de siempre
Los dirigentes de Batasuna
habían creado grandes expectativas sobre
el documento hecho público ayer por la tarde
en Anoeta. Digamos de entrada que su propuesta no
aporta nada nuevo ni abre la más mínima
esperanza de que la izquierda abertzale deje de
apoyar a ETA y se integre en un proceso democrático.
En síntesis, la ilegalizada Batasuna propugna
la creación de una mesa de negociación,
integrada por los partidos políticos vascos,
para elaborar un nuevo marco jurídico al
margen de la Constitución. Este marco debería
ser consultado a los ciudadanos vascos de "forma
pacífica y democrática".
En paralelo, Batasuna defiende una negociación
de igual a igual del Estado español y del
francés con ETA para tratar de la "desmilitarización
del conflicto, los deportados, refugiados y víctimas".
Ambos planteamientos revelan que los líderes
de Batasuna han perdido no ya sólo el más
elemental sentido común sino que también
viven en un mundo imaginario, sin ninguna conexión
con la realidad.Pretender que los Gobiernos de Madrid
y París se van a sentar en una mesa con los
jefes de la banda terrorista para "desmilitarizar
el conflicto" y liberar a los presos es sencillamente
una locura, máxime tras los reveses sufridos
por ETA.
Batasuna dice que quiere abrir un proceso en el
que se escuche la voz de "todos los vascos",
pero ni siquiera hace el gesto de desmarcarse de
la violencia y de repudiar a ETA, como si fuera
posible dialogar con las pistolas encima de la mesa.
La única interpretación posible al
documento de la ilegalizada Batasuna es que sus
dirigentes están desesperados y que intentan
que el Gobierno de Zapatero se ablande y les facilite
presentarse a las próximas elecciones autonómicas.
Necesitan un protagonismo político que han
perdido y la financiación del Parlamento
vasco.Pero Otegi y los suyos sólo ofrecen
"un ramo de olivo", sin ni siquiera desmarcarse
de los métodos violentos que han exaltado
hasta hoy.
Al menos, ETA concedió una tregua en 1998,
cuando sus portavoces llegaron a afirmar en la BBC
que serían la última generación
en utilizar las armas. Mayor Oreja calificó
aquel gesto de "tregua trampa" y acertó
porque la banda aprovechó aquel periodo para
rearmarse y reconstituir su estructura. Luego volvieron
a matar con más saña que nunca.
6. EL PERIODICO DE CATALUNYA
(15-XI-04)
Alguna cosa es mou en el món
de l'anomenada esquerra abertzale i seria poc intel.ligent
no valorar el pas fet per Batasuna --organització
il.legalitzada, recordem-ho-- en la declaració
feta pública ahir en un multitudinari acte
polític a Sant Sebastià. La coalició
liderada per Arnaldo Otegi sembla haver entès
que la patent debilitat d'ETA, per un costat, i
el clamor contra el terrorisme al si de la societat
basca, per un altre, aconsellen buscar alguna sortida
--fer un "salt qualitatiu", en el seu
peculiar argot-- que no relegui Batasuna al trist
paper de comparsa política dels violents.
Per això ahir es van comprometre a prendre
"les mesures necessàries" per arribar
a una consulta als bascos "en condicions pacífiques
i democràtiques".
Com calia esperar, els líders de Batasuna
no van arribar a condemnar el terrorisme i van mantenir
el llenguatge habitual, segons el qual s'ha de "desmilitaritzar
el conflicte". Tot i això, seria bo
que les forces democràtiques analitzessin
amb cautela el contingut de la proposta de Batasuna
abans de mantenir l'actual política de duresa.
Perquè la pacificació d'Euskadi passa
també per donar un paper en el joc polític
a l'obstinada esquerra que representa Otegi.
L'esquerra abertzale ha
pres una iniciativa que hauria de ser l'antesala
d'una treva per part d'ETA
7. LA VANGUARDIA (16-XI-04)
La paz
de Batasuna
El compromiso asumido públicamente por Batasuna
de utilizar a partir de ahora "sólo vías
políticas y democráticas", de definir
"la paz como la prioridad" y de "sacar
el conflicto de las calles y llevarlo a la mesa de
negociación y diálogo" debe ser
leído con cautela. No debe extrañar
que gran parte de la sociedad vasca, y sobre todo
de la española, vea todavía a Arnaldo
Otegi y a sus colegas como lobos con piel de cordero,sobre
todo cuando el domingo, en el mitin de Anoeta en el
que se hicieron esos planteamientos, se oyeron gritos
y se repartieron planfletos a favor de ETA.
El hecho de
que el giro de Batasuna se produzca cuando la organización
está ahogada económicamente y cuando
ETA parece muy cerca de su derrota, gracias al éxito
de la lucha antiterrorista, exige que sus compromisos
deban ser más contundentes para ser creíbles.
De entrada, para ser tomada en serio, Batasuna debería
convertirse, de forma clara y firme, en abanderada
del cese de la actividad terrorista de ETA y habría
de mover las fichas que fueran necesarias para lograrlo.
Sólo así ese primer paso podrá
convertirse, realmente, en el inicio del camino hacia
la paz en Euskadi.
8. AVUI (16-XI-04)
Batasuna pren una certa iniciativa
Quan ETA va decidir trencar
la treva que ella mateixa havia decretat per possibilitar
el denominat pacte de Lizarra, el paper de Batasuna
va quedar profundament qüestionat. Molts observadors
havien vist en el seu portaveu, Arnaldo Otegi, paralel·lismes
evidents amb Gerry Adams, líder d'un Sinn
Féin que va prendre la iniciativa estrictament
política en el procés de pau nord-irlandès,
en detriment del protagonisme militar de l'IRA.
S'equivocaven. Una vegada ETA va tornar a matar,
Otegi i tot Batasuna van demostrar que no havien
estat més que una simple corretja de transmissió.
En acceptar el nou gir de l'organització
terrorista sense cap discrepància pública,
van quedar en profunda evidència davant els
partits, els sindicats i les altres associacions
basques que havien signat el pacte de Lizarra. Tot
el nacionalisme basc se'n va ressentir.
Vist amb una certa perspectiva, el paper de Batasuna
en tot aquell procés encara resulta ara més
qüestionable. Quan ETA va decretar la treva,
es va desplegar pels carrers d'Euskadi la denominada
kale borroka, una violència paraterrorista
que es va instigar i impulsar en part des d'alguns
locals de la mateixa Batasuna. Una altra violència
de baixa intensitat va substituir la que ETA havia
perpetrat directament fins aquell moment. I en aquella
altra violència els dirigents abertzales
van tenir una responsabilitat per activa o per passiva,
seguint les instruccions de la cúpula de
l'organiztació terrorista.
Mesos després el govern de José María
Aznar va decidir il·legalitzar l'organització
bàsica de la denominada esquerra abertzale.
Va ser una decisió qüestionable democràticament.
Encara ara ho és. Representa una anomalia
en el sistema. Una part quantitativament important
de la societat basca s'ha quedat sense representació
institucional i no té cap possibilitat de
triar la seva opció política en unes
eleccions democràtiques. Però aquesta
distorsió democràtica ha tingut uns
resultats positius en la lluita antiterrorista immediata.
Batasuna -i tot l'entorn etarra- ha anat debilitant-se,
al mateix temps que perdia força la mateixa
acció terrorista després de cada nou
cop policial. Aquests cops han anat succeint-se
en intensitat i en eficàcia gràcies
a la col·laboració decidida del govern
i la policia francesos.
A les portes d'unes noves eleccions al Parlament
basc, Batasuna no pot permetre's la marginació
política absoluta. I aquesta evidència
se li fa encara més dura quan el denominat
braç polític d'ETA constata que la
mateixa organització terrorista viu els pitjors
moments de la seva història. Al mateix temps,
en un dels àmbits més fràgils
per a tota l'estructura etarra -el denominat front
penitenciari- comencen a aflorar veus discrepants
que demanen el final de la violència. En
aquest context, Batasuna havia anunciat un gran
"gir" que el seu portaveu havia de fer
públic diumenge passat. La declaració
que Arnaldo Otegi va llegir en un acte que va aplegar
milers de persones no ha significat cap sorpresa.
Batasuna no ha exigit a ETA el final de la violència,
però ha pres una certa iniciativa -una iniciativa
limitada- que torna a proposar la negociació
política com a única via per superar
"el conflicte del nostre poble".
La declaració de Batasuna implica dues novetats
importants. En primer lloc, el partit abertzale
accepta que en el diàleg que proposa hi ha
de ser totohom, fins i tot els considerats "enemics",
i que en aquest procés haurà de fer
"concessions". En segon lloc, ETA quedaria
reclosa a un altre "espai d'acord" en
el qual els seus dirigents i els governs espanyol
i francès només haurien d'abordar
la "desmilitarització del conflicte,
els presos deportats, els refugiats i les víctimes".
És a dir, l'organització terrorista
renunciaria a protagonitzar qualsevol diàleg
polític, que quedaria reservat a la mateixa
Batasuna.
Des del punt de vista del món que es mou
a l'entorn d'ETA el gest és important. Tot
i que, des de fora, es relativitzi molt perquè
en l'actual situació l'organització
terrorista ja no té cap marge més
enllà de l'alto el foc indefinit. La declaració
de Batasuna arriba tard i no pot suscitar cap esperança.
ETA va perdre qualsevol hipotètica credibilitat
quan va trencar la treva, i Batasuna, quan no s'hi
va oposar. Però, en tot cas, cal reconèixer
també que el gest implica la constatació
d'un fracàs. La proposta no tindrà
com a efecte la debilitat d'ETA, però n'és
una conseqüència. I això obre
noves possibilitats...
9. EL PUNT (16-XI-04)
Batasuna mou peça
en l'escenari basc
Alguna cosa es torna a moure
al País Basc. L'acte multitudinari celebrat
diumenge passat al velòdrom d'Anoeta de Sant
Sebastià, en què Batasuna va fer públiques
les seves propostes, va ser la culminació
de tot un seguit de fets que d'alguna manera indiquen
moviments i gestos encaminats a desencallar l'enquistat
procés de pau. Des de la caiguda de l'última
cúpula directiva d'ETA liderada per Mikel
Antza i el degoteig constant de detencions de suposats
col·laboradors les posicions polítiques
també han variat, fins i tot s'ha fet pública
una carta d'històrics dirigents etarres que
accepten que havia arribat l'hora d'avançar
per la via política. El lehendakari Ibarretxe
va afirmar davant el Rei que somiava que Batasuna
tornés a participar de les institucions democràtiques;
els dirigents socialistes bascos del sector més
nacionalista proposen un apropament dels presos
al País Basc; el mateix govern estatal no
va posar impediments al multitudinari acte batasuner
-encara que després els sectors més
dretans del poder judicial ja s'han mogut-... molta
coincidència d'accions i molts moviments
en pocs dies.
L'acte de Batasuna, en aquest aspecte agafa una
importància especial. Hi ha diversos motius
perquè sigui així. D'una banda perquè
la il·legalitzada Batasuna ha fet un pas
endavant, discret però significatiu, cuidant
el llenguatge i assumint una iniciativa política
que s'avança a la posició que pugui
prendre ETA. És cert que Arnaldo Otegi no
va condemnar explícitament la violència
d'ETA, tal com li exigeixen els partits estatals,
però si alguna cosa va quedar clara després
de l'11-M és que el líder de Batasuna
té molt bona informació del que passa
dins l'organització terrorista. Ell va ser
el primer que va dir que ETA no tenia res a veure
amb els atemptats de Madrid, i ara d'alguna manera
anticipa que hi haurà un posicionament més
polític en la línia de la famosa carta
de Pakito. S'ha d'aprofitar l'ocasió per
reprendre el procés de pau, l'únic
possible.
10. EL PERIODICO DE CATALUNYA
(16-XI-04)
Cautela davant Batasuna
Amb escassos
matisos, la reacció dels partits democràtics
davant la declaració política de Batasuna
de diumenge passat ha estat totalment cauta. La proposta
de la il.legalitzada coalició d'avançar
per vies "democràtiques i pacífiques"
i deixar per a ETA només la negociació
sobre els presos, els refugiats i el seu arsenal,
ha estat acollida com un pas insuficient que no mereix
cap resposta política fins que no vagi acompanyada
d'una condemna formal del terrorisme.
Està justificada la desconfiança en
els que han parlat tantes vegades de diàleg
mentre aplaudien els assassins. I també que
els gestos de Batasuna en la direcció d'acceptar
el joc democràtic no portin encara contraofertes
de res --com la d'admetre que concorri en unes eleccions--
fins que no arribi la seva declaració sense
ambigüitats contra la violència. Però
s'hauria de començar a fer Política,
amb majúscules, perquè els signes que
alguna cosa es mou en el món d'ETA i Batasuna
són molt clars, encara que únicament
sigui per desmoralització davant dels èxits
policials. En aquest context, la fermesa és
compatible amb ajudar-los a obrir la porta de sortida
que insinuen buscar. Insistim-hi: fermesa i política.
Tot i que
Batasuna vengui la seva claudicació com una
victòria, cal ajudar-la a concretar-ho en alguna
cosa.
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