Entrevista con John Stauber y Sheldon
Rampton, realizada por Bernie Dwyer, sobre su libro
Weapons of Mass Deception: The Uses of Propaganda
in Bush's War on Iraq (Armas de engaño en
masa - el empleo de la propaganda en la guerra de Bush
contra Irak).
El Presidente de Estados Unidos George
W. Bush pasó de ser el hazmerreír a ser
considerado un héroe en relación con los
sucesos del 11 de septiembre y la guerra en Afganistán.
Los autores del libro Las armas de engaño
en masa: el uso de la mentira en la guerra de Bush contra
Irak demuestran cómo la administración
del presidente Bush utilizó las agencias de inteligencia,
a los "tanques pensantes", al personal de
la Casa Blanca, una gigantesca maquinaria de relaciones
públicas, a cínicos propietarios de medios
de comunicación, a periodistas oportunistas y
cuantiosas sumas de dinero para fabricar "pruebas"
que justificaran la guerra contra un país que
no poseía armas de exterminio en masa.
Según sus palabras,
éste es el primer libro que pone al descubierto
la agresiva campaña de relaciones públicas
desatada por el gobierno de Estados Unidos para convencer
al pueblo estadounidense de que apoyara la guerra contra
Irak. Resulta aterrador que se pueda vender una guerra
de la misma manera que se vende un producto cualquiera.
¿Considera usted que este método ha funcionado
con el pueblo estadounidense?
[Sheldon Rampton] John y yo llevamos
alrededor de diez años escribiendo sobre la industria
de las relaciones públicas y lo primero que puedo
decirle es que éstas surgieron de una guerra:
la Primera Guerra Mundial. Los fundadores de la industria
de las relaciones públicas en Estados Unidos
procedían de un comité que promovía
el apoyo popular a la guerra.
A lo largo de la historia de las relaciones
públicas como industria, se han aplicado las
enseñanzas aprendidas de la propaganda de guerra.
Es lo opuesto a lo que usted dice. No se trata de que
la propaganda comercial se aplique a la guerra, sino
que la propaganda de guerra se emplee para comercializar
mercancías y pienso que, en cierto sentido, la
propaganda desatada alrededor de la guerra contra Irak
perseguía simplemente vender una mercancía.
Otro aspecto preocupante es que,
según usted, altos funcionarios de la administración
del presidente Bush abogaban por la invasión
contra Irak aún antes de que éste asumiera
la presidencia, pero esperaron hasta septiembre del
2001 para informar a la opinión pública.
Se aprovecharon del trágico suceso. ¿Considera
que fue así realmente?
[John Stauber] Sí. Desafortunadamente,
es evidente que altos funcionarios de política
exterior de la administración del presidente
Bush se aprovecharon, de manera totalmente inescrupulosa
e insensible, de los ataques terroristas en Nueva York
y Washington DC en septiembre del 2001. Conocemos, a
través de los informes de Bob Woodward y de otros,
que en la propia tarde del 11 de septiembre el Presidente
Bush, en una reunión con el consejo de seguridad
nacional, dijo que "por horribles que fueran los
acontecimientos debían verse como una oportunidad".
Al día siguiente, al parecer motivado por estas
palabras del presidente, el subsecretario de defensa,
Paul Wolfowicz, ya hablaba de desplegar un ataque contra
Irak.
Desde entonces, ha salido a la luz información
que demuestra hasta qué punto el jefe de Wolfowicz,
Donald Rumsfeld, abogaba por un ataque inmediato contra
Irak. Buscaban desesperados vincular a Irak con los
sucesos del 11 de septiembre. Por supuesto, como sabemos
no existe conexión alguna, pero ello no impidió
que estos llamados neo-conservadores, después
de una década abogando por atacar a Irak, lanzaran
la campaña de mentiras que terminó por
convencer a la mayoría del pueblo estadounidense
de que Saddam Hussein e Irak estaban detrás de
la tragedia del 11 de septiembre y que habían
iraquíes en los aviones que atacaron Nueva York
y Washington DC ese día.
Muchos de estos neo-conservadores eran
fundadores del denominado Proyecto para el Nuevo Siglo
Americano de 1997, encabezado por Bill Cristal, el cual
abogaba por un ataque contra Irak. El 11 de septiembre
fue solo el pretexto de que se valieron para convertir
la denominada guerra contra el terrorismo en una guerra
contra Irak.
En su libro usted plantea que la
propaganda perseguía dos objetivos. Por un lado,
crear un estado de opinión en el pueblo de Estados
Unidos a favor de la guerra contra Irak y, por otro,
suscitar la admiración internacional por el estilo
de vida americano ¿Pudiera explicarnos cómo
hicieron ellos para convencer a los estadounidenses
y conseguir su apoyo a la guerra?
[Sheldon Rampton] La campaña
para conseguir que los estadounidenses apoyaran la guerra
no tiene que ver con la propaganda dirigida a lograr
que otras naciones admiraran y secundaran a Estados
Unidos. Son dos cosas diferentes. La campaña
lanzada por Estados Unidos para convencer al pueblo
de que apoyara la guerra aún hoy sigue enviando
mensajes muy claros. Uno de esos mensajes es que Irak
estaba acumulando armas. Otro se refiere a que Irak
estaba de algún modo vinculada con los ataques
del 11 de septiembre, en complicidad con Al Quaeda.
El tercer mensaje es que el pueblo iraquí recibiría
a los soldados estadounidenses como sus libertadores
y les agradecería el derrocamiento de Saddam
Hussein. Los funcionarios de la Casa Blanca repetían
esos mensajes una y otra vez,aunque en algunos casos
lo hacían de manera indirecta.
Por ejemplo, ellos nunca dijeron directamente
tener pruebas que vincularan a Irak con Al Quaeda, porque
realmente no hay evidencia alguna de que Irak y Al Quaeda
operaran de manera conjunta. No existe prueba de que
Irak tuvo que ver con los atentados del 11 de septiembre.
Ellos simplemente lanzaron insinuaciones y luego la
propaganda comercial en Estados Unidos se encargó
de amplificarlas y difundirlas. Un funcionario de la
administración del presidente Bush decía
algo así como: "Hemos escuchado informes
de que eso fue lo que ocurrió" y luego el
periódico lo publicaba como un hecho verídico,
sin dejar margen a la duda. Se creó el efecto
de una cámara de resonancia. La administración
del presidente Bush no tuvo realmente que mentir.
Contaba con los medios de comunicación
para exagerar y difundir sus mensajes.
Los métodos que usaron fueron
obviamente muy efectivos y ello explica el apoyo de
la mayoría de los estadounidenses a la guerra
en aquel momento ¿Cuáles fueron esos métodos?
[John Stauber] Primero hay que entender
la rareza de los ataques terroristas contra Nueva York
y Washington D.C. Ningún estadounidense de hoy
recuerda un caso similar, en que enemigos foráneos
atacaran Estados Unidos y causaran miles de muertos.
Simplemente, no se conocía nada semejante y pienso
que esos hechos causaron un terrible impacto en la psiquis
del pueblo estadounidense. Fue un suceso que sorprendió
y horrorizó a todos. El hecho de que el ataque
tuviera cobertura televisiva en vivo y que todos alrededor
del mundo con acceso a este medio presenciaran el horrendo
acontecimiento, provocó que el impacto fuera
inmensurablemente masivo.
La respuesta fue inmediata en reclamo
de venganza, lo cuál es comprensible. La administración
del presidente Bush se aprovechó de la fuerte
conmoción, pues los ánimos en Estados
Unidos eran favorable a una respuesta apropiada a los
acontecimientos del 11 de septiembre. Sin embargo, fue
necesario desatar una fuerte campaña de relaciones
públicas, como se describe en nuestro libro,
para lograr el apoyo a la guerra contra Irak. Como explicó
Sheldon, se insinuó que Irak estaba detrás
de los sucesos del 11 de septiembre.
Luego, la administración del
presidente Bush dijo saber dónde se encontraban
las armas de exterminio en masa en Irak; que los esfuerzos
internacionales por encontrar esas armas nunca resultarían
y que si no las encontraban inmediatamente, como sugirió
Condoleezza Rice, el próximo ataque terrorista
bien podría ser una nube en forma de hongo elevándose
por sobre el territorio estadounidense.
Pienso que el éxito de la campaña
propagandística que convirtió la guerra
contra el terrorismo en una guerra contra Irak se debió
en gran medida a la incapacidad de los medios de comunicación
en Estados Unidos para examinar y cuestionar esos reclamos.
Es irónico, pues una de las quejas de los sectores
de negocios contra los medios de comunicación
que reciben apoyo gubernamental, ya sean los medios
de comunicación en Estados Unidos o la BBC en
Inglaterra, es que se han convertido en el brazo propagandístico
del gobierno y eso es algo horrible. Lo que presenciamos
en Estados Unidos fue que los grandes conglomerados
de los medios de comunicación, como Rupert Murdoch,
la cadena Fox y la cadena MSMBC, entre otros, se convirtieron
en el brazo propagandístico de la administración
del presidente Bush, repitiendo una y otra vez las insinuaciones
y la falsa información como si se tratara de
noticias ciertas.
Un aspecto interesante de nuestro libro
Armas de engaño en masa es que incluimos
muchos documentos y notas al pie de página. Por
cada cuatro páginas de impresión hay una
de documentos, y si nos detenemos a analizar ésta
encontraremos que las fuentes son fundamentalmente medios
masivos de comunicación, tales como The Washington
Post, The New York Times, The Wall Street
Journal o ABC News. La información contenida
en nuestro libro, y que revela hasta qué punto
el pueblo está siendo engañado, estaba
al alcance de todos, pero la mayoría de los estadounidenses
se informan a través de la televisión
y en el caso de esta guerra, a través de una
cadena en particular, la Fox, propiedad del multimillonario
ultraderechista Rupert Murdoch, quien es un partidario
acérrimo de la misma ideología del Nuevo
Imperio Americano que defienden los neo-conservadores
Rumsfeld, Wolfowizc, Bill Crystal y otros.
Lo que realmente ocurrió fue
que mientras la administración desataba su campaña
propagandística y los tanques pensantes financiados
por la ultraderecha, como el American Enterprise Institute,
el Hudson Institute y otros, se lanzaban en esfuerzos
similares, los medios de comunicación en Estados
Unidos fueron incapaces de desenmascarar, confrontar
y cuestionar esas campañas. De ahí el
éxito de las mismas. Los medios de prensa estadounidenses
pasaron a ser el brazo propagandístico de la
administración del presidente Bush, el instrumento
necesario para convencer al pueblo estadounidense y
lograr que apoyaran la guerra, los estadounidenses tienden
a confiar en lo que dicen los medios de comunicación
y en este caso, los medios de comunicación se
hacían eco de la campaña propagandística
del gobierno.
¿Podría describir algunos
de los métodos empleados para convencer a la
opinión pública estadounidense?
[Sheldon Rampton] Una de las cosas que
ellos hicieron fue abrir una oficina en la Casa Blanca,
denominada Oficina de Comunicaciones Globales. Se hizo
para garantizar la consistencia de los mensajes que
se emitían desde la Casa Blanca, lo cuál
pudiera parecer bastante inofensivo. Pero lo que ocurrió
realmente era que ellos formulaban diariamente una serie
de mensajes que enviaban vía correo electrónico,
lo que denominaron Mensajero Global, a las embajadas
estadounidenses en el exterior y a las oficinas de gobiernos
simpatizantes, como el gobierno de Tony Blair en Inglaterra.
Estos repetían el mensaje al cuál todos
debían concretarse cuando hablaran sobre Irak
ese día.
El objetivo era que nadie, ni siquiera
el vicepresidente Dick Cheney, se aventurara a emitir
declaraciones independientes sobre el tema Irak. Ésta
es una técnica muy común de las relaciones
públicas, la consistencia de los mensajes. Aunque
parece inofensivo tiene en realidad un efecto bastante
insidioso. Favorece el efecto de cámara de resonancia
porque el mismo mensaje se repite una y otra vez desde
múltiples fuentes y asume una cierta carga de
veracidad debido a la repetición. También,
tiene el efecto de silenciar a aquellas personas dentro
del gobierno que tienen opiniones diferentes. De hecho,
había opiniones contrarias dentro de la Agencia
Central de Inteligencia, que advertían que el
análisis de la Casa Blanca no era exacto: las
denuncias referidas a la tenencia iraquí de armas
de exterminio en masa no eran exactas y las aseveraciones
de que los soldados estadounidenses serían bien
recibidos por el pueblo Iraquí eran igualmente
erróneas. La CIA emitió avisos claros,
pero la necesidad de asegurar la consistencia de los
mensajes impidió que esas voces fueran eficaces
y a la larga el pueblo estadounidense las desoyó.
Ese es un aspecto.
Otro aspecto es la técnica que
ellos usan, denominada agencia de prensa. Una mujer
llamada Illeana Benidor tiene una compañía
de relaciones públicas bajo el nombre de Benidor
Associates. Su trabajo consistía en monitorear
diariamente todos los principales órganos de
prensa en Estados Unidos y pedirles que invitaran a
los clientes de su firma a charlas para exponer sus
puntos de vista sobre el tema Irak. Ella contactaba
a todas las cadenas de televisión y también
a publicaciones periódicas como The Wall Street
Journal o The New York Times y les pedía
que aceptaran escritos de clientes de Benidor Associates,
expresando sus puntos de vista sobre el tema Irak. Por
supuesto, todos sus clientes estaban a favor de la guerra.
Por ejemplo, The Wall Street Journal dijo que
hubo un momento en que el periódico ya había
utilizado a todos los clientes de la firma. Sin dudas,
Illeana Benidor tuvo mucho éxito en lograr que
sus enfoques salieran divulgados en los principales
medios de comunicación.
El clima de patriotismo predominante
en el país, exacerbado a partir de los sucesos
del 11 de septiembre y la campaña propagandística
a favor de la guerra desatada por la actual administración,
impidieron que puntos de vista contrarios lograran algún
espacio en los medios de comunicación. De hecho,
John y yo conocemos a personas que trabajaban como consultores
de relaciones públicas de grupos pacifistas.
Ellos también llamaban a los periódicos
y a las cadenas de televisión y les pedían
que entrevistaran a miembros de esos grupos. Su petición
era siempre rechazada. El efecto fue que un punto de
vista tuvo toda la divulgación posible, mientras
que el otro fue totalmente silenciado.
Ellos parecían haber desarrollado
un programa de acción detallado que podría
aplicarse contra cualquier enemigo ¿Cree usted
que algo así pudiera usarse contra Cuba?
[John Stauber] Desgraciadamente, hemos
sido testigos del éxito de la campaña
anticubana desarrollada conjuntamente por ambos partidos
aquí en Estados Unidos desde la imposición
del embargo décadas atrás.
Resulta verdaderamente difícil
encontrar en Estados Unidos un informe investigativo
serio y objetivo sobre las relaciones entre ambos países.
En parte, se debe a la gran influencia que ejerce el
cabildeo anticastrista, en especial dentro del Partido
Republicano, pero también dentro del Partido
Demócrata, lo cuál se puso de manifiesto
hasta cierto punto en la política seguida alrededor
del caso del niño Elián González.
Pienso que el tipo de propaganda utilizada
para conseguir el apoyo del pueblo estadounidense a
esta guerra no es algo nuevo. Los estadounidenses nos
engañamos a nosotros mismos, pensando que no
hay propaganda en Estados Unidos porque contamos con
medios de comunicación libres e independientes,
tenemos la Primera Enmienda, derechos constitucionales
que abogan y defienden la libertad de expresión
y de asociación y una opinión pública
con un alto grado de instrucción. Pero la realidad
es que Estados Unidos es el país del mundo donde
hay más propaganda y ésta es un negocio
muy sofisticado - publicidad y relaciones públicas
- y en las últimas décadas, las relaciones
públicas y la política se han fusionado
de varias maneras que nosotros abordamos en PR Watch
y en nuestro sitio web: www.prwatch.org.
Pero si se fija bien en la actual administración,
comprobará que muchos de los más altos
funcionarios son veteranos de anteriores administraciones,
como la del presidente Reagan o la de Bush padre. En
nuestro primer libro Toxic Sludge is Good for You,
Sheldon y yo escribimos un extenso trabajo sobre las
maneras en que se le vendió a la opinión
pública la política de Estados Unidos
respecto a Centroamérica, incluido el financiamiento
de la Contra asesina en Nicaragua, a través de
una campaña de relaciones públicas que
violó las leyes estadounidenses. Sin embargo,
la campaña de relaciones públicas, desatada
durante la administración del presidente Reagan,
logró convencer a la mayoría del pueblo
estadounidense de que los Contras eran en realidad luchadores
por la libertad y la democracia, Existe una larga historia
reciente de cómo el gobierno de Estados Unidos
utiliza la campaña propagandística, especialmente
en su política exterior dirigida a Las Américas.
Sin embargo, ésta última campaña
propagandística que vendió la guerra en
Irak, y que nosotros documentamos en nuestro libro Armas
de engaño en masa constituye el mayor, más
reciente y desconcertante esfuerzo porque aún
hoy está en marcha.
En su libro, usted desafía
los sistemas de creencia de muchas personas ¿Tiene
alguna alternativa que ofrecer?
[Sheldon Rampton] Pienso que a la larga
necesitamos pensar en algunas alternativas a estas campañas
propagandísticas. La propaganda es un estilo
de la comunicación en el cuál el propagandista
es el comunicador privilegiado. Su función es
la de educar al resto de las personas a fin de volverlas
destinatarios pasivos del mensaje diseñado por
él, a quien deben ver como un ser superior a
ellos. Existen otras formas de comunicación que
las personas utilizan todo el tiempo. Si usted conversa
con un vecino suyo, esa conversación no se considera
propaganda. Ello no significa necesariamente que usted
esté intentando educar o adoctrinar a su vecino.
Creo que debemos pensar seriamente en
la era de la información en que vivimos y las
maneras en que los medios masivos de comunicación
pueden funcionar como instrumentos de propaganda. Debemos
crear medios alternativos de comunicación. Esa
sería una respuesta. Otra respuesta sería
el buen activismo político como se hacía
antes y que nos eduquemos a nosotros mismos, en lugar
de permitir que poderosas instituciones, gobiernos y
corporaciones nos digan qué pensar.
[John Stauber] Concuerdo con lo que
ha dicho Sheldon. Es importante que nos volvamos pensadores
críticos, que hagamos nuestros propios análisis
y no confiemos ciegamente en cualquier información
o fuente de información como si se tratara del
evangelio. La propaganda sólo triunfa en la medida
en que las personas son incapaces de pensar y decidir
por sí mismas. Pienso que debemos desafiarnos
a nosotros mismos para llegar a nuestras propias conclusiones.
Como dijo Sheldon, un aspecto positivo sobre la actual
situación es que hoy contamos con muchas fuentes
alternativas de información. Sin embargo, probablemente
el aspecto más negativo de la situación
actual es que los medios masivos de comunicación,
son la peor fuente informativa, pero son también
los medios a los que recurren la mayoría de las
personas en países como Estados Unidos. Por ende,
resulta irónico que los medios masivos de comunicación,
tales como la televisión, sean las fuentes a
la que la mayoría de las personas recurren para
informarse y que al propio tiempo sean los medios más
propagandísticos.
John Stauber es
fundador y director del Centro de Comunicación
y Democracia de Madison, Wisconsin. Él y Sheldon
Rampton han escrito varios libros, entre ellos Trust
Us, We´re Experts y Toxic Sludge is Good
for You.
|