|
Puede
que cuando el lector habitual de "La Vanguardia"
llegue, hoy 20-N, a esta página de Opinión
tras pasar por las de Política ya esté
hasta el moño de especulaciones electorales.
Sería comprensible. En tal caso, le invito a
abandonar este rectángulo sin más demora
y adentrarse en las páginas vecinas de Sociedad.
Pero si estas últimas semanas su cuerpo se ha
acostumbrado a las dosis masivas de perdiz mareada,
puede que le plazca quedarse noventa segundos más,
que es lo que tardará en ingerir este runrún
biodramínico.
Más allá de los cinco
partidos hegemónicos en el Parlamento catalán,
se extiende un mundo sorprendente de candidaturas que
en estas elecciones han congregado unas cuarenta mil
adhesiones, desde los 17.973 votos de Els Verds hasta
los 379 de unos Ciudadanos en Blanco que se presentaban
sólo por la circunscripción de Girona.
Este variopinto universo extraparlamentario, tan respetable
como el otro, incluye tanto a partidos con una cierta
historia -Estat Català (1.749 votos), POSI (4.064),
CDS (969), Partit Humanista (1.563)- como a agrupaciones
más recientes -Escons Insubmisos (2.240), Coalició
Una Altra Democràcia És Possible (1.327),
Plataforma x Catalunya (4.901), Partido Nacionalista
Caló (799)-. Con los años, han desaparecido
siglas emblemáticas de la ultraizquierda -MCC,
LCR, MDT- y de la ultraderecha -FN, FE-JONS, FEA-, pero
también han aparecido otras que pueden ayudarnos
a perfilar los contornos de nuestros tiempos.
Una de las 18 papeletas que podía
escoger un elector de la circunscripción de Barcelona
destacaba poderosamente por su logotipo cartográfico.
Era la lista de EBS, encabezada por Luis Antonio García
Rodríguez, y con Juan Maldonado Moya en el honorífico
último puesto de la lista. Las siglas de EBS
remiten a Coalición Españoles Bajo el
Separatismo. Su logotipo es un mapa de la península
Ibérica sin Portugal con la línea de la
costa detalladísima. A su derecha, tres puntitos
representan unas islas Baleares perfectamente reconocibles.
De las Canarias, ni rastro. Ni al fondo a la izquierda
ni nada. No están. El Mpaiac del independentista
Cubillo se sentiría, por fin, orgulloso. Pero
lo más interesante del mapa son sus sombreados.
Sobre el fondo blanco peninsular destacan las tres zonas
punteadas que los mapas lingüísticos de
Òmnium Cultural adjudican a las lenguas gallega,
vasca y catalana. La del asturiano está en blanco,
y Gibraltar también, pero sorprende la clarividencia
nacional de estos candidatos al Parlament, porque Euskadi
anda ensombrecido junto al territorio foral de Navarra,
y los catalanes nos vemos federados por el carboncillo
con valencianos y baleares. Si Carod-Rovira no hubiera
tenido el detalle de mentarlos durante su primera comparecencia
en la noche electoral, la de EBS hubiera sido la única
candidatura que hubiera reconocido abiertamente la existencia
de los Països Catalans, con la sola exclusión
del Rosselló, competencia junto a Ipar Euskal
Herria, supongo, de "Franceses Bajo el Separatismo".
Al final, sólo
579 votantes han sido sensibles al contundente mensaje
de la Coalición Españoles Bajo el Separatismo.
Seguramente se equivocaron de preposición. ¿Cómo
que "bajo"? En el futuro deberían probar
otras: ¿ante, con, contra, de, desde, en, entre?
|