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Lluís Catalá es profesor de la Universitat
d'Alacant y la elaboración de su tesis sobre el nacionalismo
le ha llevado a analizar el tratamiento del conflicto
político en los medios de comunicación. Tras estudiar
los diarios "Abc" y "El País", desde
1977 hasta la actualidad, llega a la conclusión de que
se da «un exceso informativo» y «una clara manipulación»
en torno a Euskal Herria.
¿Cuál ha sido el eje del seminario que ha impartido
en la Universitat Catalana d''Estiu?
Hacer un seguimiento de los artículos de opinión desde
1977 hasta la actualidad sobre el conflicto vasco. Nos
hemos centrado en "El País" y "Abc",
y un poco en "El Mundo", porque era interesante
ver cuál es la visión que se tiene en el centro. El
eje central del seminario es que en la etapa más virulenta
del conflicto, que eran los años 70 y 80, el conflicto
vasco no era apenas noticia y actualmente, cuando se
producen menos muertes en el último quinquenio una
media de nueve muertos hay entre cuatro y diez páginas
diarias. Eso al margen de la manipulación de querer
vincular siempre proyectos alternativos al modelo de
Estado actual con estrategias violentas.
¿Por qué eligió esos medios?
Son los que más me interesaban, porque uno siempre ha
representado el progresismo y el otro al sector más
conservador. Es un trabajo que queremos ampliar. Hasta
ahora nos habíamos fijado en artículos de opinión de
fechas clave, pero el objetivo es hacer un barrido desde
1977 al 2001 absolutamente de todos los meses y ampliarlo
a otros medios. En el seminario se planteó también ampliarlo
a "La Vanguardia" y "El Periódico de
Cataluña", porque los participantes mantenían,
aunque yo no lo tengo tan claro, que tienen más respeto
hacia el movimiento soberanista o de autodeterminación.
¿Qué respuesta ha obtenido?
Las aulas estaban llenas y hubo mucho debate. Había
caras de sorpresa, vieron ciertos datos que les sorprendieron
bastante y hubo un debate entre interesado e indignado.
Muchas de las cosas que vieron, que eran fotocopias
de periódicos, les indignaron.
¿Cuáles son las conclusiones del estudio realizado?
En el caso de "Abc", como siempre habla claro
y no tiene ningún miedo a decir quiénes son, marca la
pauta informativa de todo lo que va a suceder después.
"El País", que es tan sutil, va un poco a
remolque de lo que dice "Abc". Lo que "Abc"
expresaba en sus artículos de opinión en el año 94 es
lo que "El País" ha dicho en el 98 o el 99.
Aparte de la tendencia inflacionista en cuanto a número
de reportajes y artículos de opinión sobre el conflicto,
está la creciente manipulación.
¿En qué sentido se da esa manipulación?
En 1994 vimos algún artículo en "El País"
donde todavía se denunciaban excesos policiales o se
debatía sobre la conveniencia de plantear un proceso
de autodeterminación, se permitía esa licencia, pero
eso ahora ya no existe. En el 97, el caso Elejalde es
un claro caso de cerrar filas a favor de la estrategia
policial. Fue paradigmático, porque hubo dos equipos
médicos que le atendieron el día de la detención y dos
días después y presentaron dos partes muy diferentes.
El primero de contusiones y el segundo con perforación
de tímpano y cuatro vértebras rotas, y la Policía transmitió
que fue un atropello casual. "El País", conociendo
los testimonios de los dos equipos, transmitió sólo
la versión policial. Eso cada vez se da más. Siempre
se intenta hacer del nacionalismo una misma cosa, aunque
haya estrategias muy diferentes, para vincularlo a estrategias
violentas, porque quieren mostrar que la autodeterminación
y el proceso soberanista siempre van ligados a una escalada
de violencia.
¿Por qué se produce este exceso de información?
El "Abc" siempre va por delante marcando la
pauta, pero ha ocurrido en los dos. Han confluido varias
cosas. Por ejemplo, la cancha que se le dio a la campaña
del lazo azul fue bastante determinante. Cuando hay
una iconografía clara, es más fácil generar un movimiento
de identificación y aquello fue paradigmático. Además,
la llegada del PP al Gobierno español también fue clave,
porque ya controlaban todos los resortes del Estado
y podían mover toda su maquinaria para que el tema adquiriera
esa centralidad. Cuando en las encuestas del CIS se
pregunta por los principales problemas, hasta el año
2000 no ha sido el terrorismo el principal problema
y fue en el año 2000, cuando menos problema es, porque
se producen menos muertes, cuando ha figurado como problema
central. Y en torno el resto de problemas el paro o
cuestiones sociales como las pensiones hay un pacto
de silencio para que eso no sea noticia. Los accidentes
laborales implican unas mil víctimas por año y son silenciados.
¿A qué se debe esa coincidencia en lo que respecta
al tratamiento del conflicto político?
Van confluyendo las ideas en torno a la razón de Estado.
Las cuatro patas medios de comunicación y poderes económico,
político y judicial confluyen en torno al pensamiento
único.
A los medios de comunicación se les acusa a veces
de marcar las actuaciones de políticos, policías y jueces.
¿Qué opina?
Yo diría que se retroalimentan. Los medios de comunicación,
quienes firmas los artículos, son el verdadero altavoz,
los que marcan la pauta.
¿Cree que los medios podrían jugar otro papel
en la resolución del conflicto político?
Después de la victoria del PNV, de toda esa campaña
de hostigamiento que se dio en los medios de comunicación
estatales, Juan Luis Cebrián escribió en "El País"
un artículo de lo más cínico diciendo, cuando es uno
de los que orquestan toda esa estrategia, que no se
podía hacer una campaña de ese tipo y que los medios
de comunicación no debían tomar partido e implicarse
tanto. Tiran la piedra y esconden la mano. Ahora se
abre un nuevo período de incertidumbre, porque PP, PSOE
y los medios de comunicación se han dado cuenta de que
se han equivocado, y llega la hora de guardar las armas.
Siguen parecido, pero ya no están tan envalentonados,
porque no ha sucedido lo que esperaban. Podrían jugar
un papel en la resolución del conflicto si al Estado
y a todos sus poderes les interesara, pero eso hoy es
prácticamente impensable.
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