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29 de febrer
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DECLARACIÓN DE GERNIKA
  Un compromiso ético en defensa del derecho a la vida y de las libertades de todas las personas
   
GOBIERNO VASCO
   
 
"Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad"
(Art. 3º Declaración Universal de los Derechos Humanos)

Desde el respeto al espíritu y a los principios consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y con el objeto de manifestar nuestro rechazo inequívoco de la violencia y nuestro compromiso con la defensa de las libertades personales, ante los representantes de nuestro Pueblo reunidos en Gernika, junto al Arbol que significa para nosotros el símbolo de la Paz, la libertad y la tolerancia, en mi condición de Lehendakari, y como expresión del sentir clamoroso de la sociedad vasca, deseo formular solemnemente la siguiente Declaración Etica en favor del derecho a la vida y de las libertades de todas las personas.

La Paz, un Derecho Humano Universal
La sociedad vasca sufre desde hace demasiado tiempo las terribles secuelas de una intolerable situación de violencia que, además de sembrar el dolor y el sufrimiento, provoca una degradación de los principios éticos y morales de convivencia que deben ser el referente fundamental de todos los pueblos.La convivencia en Paz es el principio básico y el requisito fundamental sobre el que ha de sustentarse el ejercicio de todos los demás derechos y deberes de las personas.
La Paz es, en definitiva, un derecho humano esencial. La Paz es nuestro principal objetivo, nuestra responsabilidad individual y colectiva, nuestro derecho como sociedad.
Los vascos y las vascas reivindicamos el derecho humano a la Paz. Lo reivindicamos para nosotros y para todos los pueblos, y afirmamos nuestro compromiso activo a favor de todas las iniciativas dirigidas a incorporar el derecho a la Paz en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El Pueblo Vasco tiene derecho a la Paz
El Pueblo Vasco tiene derecho a construir su futuro en Paz. Un futuro en el que quepamos todos. En el que la reconciliación, la tolerancia y el respeto mutuo sustituyan al odio, a la imposición y al rencor.
Queremos construir nuestro futuro desde el respeto y la defensa de la libertad de pensar y expresar lo que cada cual quiere para este Pueblo, al que ama como suyo, sin tener que sufrir por ello el asesinato, la coacción, el chantaje o la amenaza a su integridad física y moral.
Un futuro construido desde el respeto a la voluntad de un Pueblo pacífico, trabajador, abierto y solidario, que rechaza la violencia y que le exige a ETA el respeto a la vida y el abandono definitivo de la lucha armada. Un Pueblo que le insta a ETA a que deje de interferir en la resolución de los conflictos políticos, que son competencia exclusiva de la ciudadanía y de sus representantes legítimamente elegidos.
Reclamamos, como ciudadanos y ciudadanas de este Pueblo, nuestro derecho a "vivir en Paz y en libertad", y a que se respete la vida y la dignidad personal de todos y cada uno de nuestros semejantes. Queremos gritar juntos que no hay lugar para la violencia en nuestra sociedad.
La Paz es el mejor obsequio que podemos ofrecer a las generaciones futuras. Nos corresponde, por tanto a nosotros, la responsabilidad de construir una verdadera "conciencia de Paz" para transformar un escenario de violencia y de intolerancia, en otro distinto en el que prevalezcan el diálogo, la concordia y la convivencia.

La Paz y la diversidad de los Proyectos Políticos
La Paz no puede ser obtenida mediante la imposición por la fuerza de un determinado proyecto sobre los demás, sino mediante la defensa de la libertad individual para que todos los proyectos existentes puedan ser propugnados y desarrollados democráticamente en igualdad de condiciones.
Es preciso reiterar, una vez más, que la Paz no reside en ningún proyecto político concreto sino en el modo de obtenerlo y de defenderlo.
Desde esta perspectiva, constituye un acto de imposición antidemocrática intolerable que ETA condicione el cese de la violencia a la consecución de su proyecto, al margen de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos y ciudadanas vascas; como tampoco es democráticamente aceptable el condicionar la defensa y la realización de los proyectos políticos legítimos de cada cual, a la desaparición de ETA. No es lícito intimidar a los ciudadanos para que renuncien a su libertad a cambio de que se les deje en Paz ni posponer el ejercicio de la democracia al logro previo de la Paz, porque si así lo hacemos, el referente político, el timón para la definición de nuestro presente y nuestro futuro, se lo estaremos dando a ETA.
La construcción de una Paz firme y duradera, apoyada en la justicia, no puede reducirse, en modo alguno, a la simple eliminación del adversario, o a la mera ausencia de violencia. Un sólido y auténtico proceso de Paz tiene que fraguarse sobre el compromiso individual y la voluntad colectiva de respetar la dignidad y la libertad de las personas y de los Pueblos.

La Paz debe sostenerse sobre la justicia y la democracia
Solamente una Paz sostenida por la justicia y la democracia es coherente con la dignidad y la libertad de las personas y de los pueblos.
Ninguna sociedad justa puede aceptar que las ideas y los proyectos políticos se defiendan a costa de conculcar el derecho a la vida y la dignidad de los seres humanos. Y ninguna sociedad que pretenda ser democrática puede concebirse sobre la idea de que haya miembros o colectivos de la misma cuyos objetivos políticos, desarrollados dentro de los cánones y reglas de convivencia estrictamente pacíficos, sean desautorizados y tachados de irrealizables o imposibles.
Por todo ello, el camino del diálogo resulta ser el más adecuado para desarrollar un proceso de pacificación basado en la búsqueda de un proyecto consensuado y asumido, sostenido en la justicia y en la democracia, y que sea la expresión de la libre decisión de los ciudadanos y ciudadanas vascas.

Los derechos de las personas, base de la convivencia de los pueblos
Los derechos de las personas son la base de la convivencia de los pueblos, y por ello, deben ser reconocidos y defendidos con carácter básico e independiente del logro real de ulteriores metas políticas.
Suspender el reconocimiento y el respeto real de estos derechos humanos hasta alcanzar un hipotético objetivo político, equivale a instrumentalizar a las personas y a su dignidad, prostituyendo, de esta forma, el objetivo que se pretende defender y alcanzar.
Las divergencias sobre el modo de entender los derechos de los pueblos y su adecuada configuración política y administrativa, en ningún caso pueden legitimar la violencia cometida contra las personas, cuyos derechos fundamentales son, por justicia, la base para la organización de los pueblos.
Por este motivo, queremos reivindicar la vigencia de unos principios y unas normas de convivencia social que todas las sociedades deben garantizar porque son derechos naturales y consustanciales a la condición humana. El derecho a la vida, a la integridad física, a la libertad y a la no discriminación por razones ideológicas, de raza, de sexo, de religión ni de cualquier otro tipo, constituyen derechos inalienables de todas las personas, que en una sociedad democrática y avanzada, deben tutelarse y ejercerse en condiciones de legalidad, de seguridad, de progreso, de bienestar y de solidaridad.
Todos ellos representan categorías del deber ser que a los poderes públicos y a todos y cada uno de nosotros, como ciudadanos y ciudadanas, nos corresponde respetar, garantizar y fomentar, en orden a lograr una sociedad más justa, más solidaria y, en definitiva, más humana.
Estos derechos son el norte y la meta de la sociedad vasca. Constituyen valores de referencia que han orientado a nuestro Pueblo a lo largo de los tiempos, y que deben seguir guiando nuestra actividad política y social en el ejercicio cotidiano de nuestras responsabilidades individuales y colectivas.

El Pueblo Vasco se asienta en el respeto a la dignidad humana
Precisamente, el sentido histórico del Pueblo Vasco se asienta en el respeto a la dignidad humana, cuyo reconocimiento, plasmado en nuestros Fueros, es tan antiguo y rotundo que ha sido considerado antecedente de muchas constituciones.
Así se pone de manifiesto en la famosa Ley XXVI de nuestro Fuero Nuevo de Bizkaia, disposición conocida como el "Habeas Corpus Vasco", en la que se declara que nadie podrá ser detenido sin el mandato del juez competente,
" ... Que ningún prestamero ni ejecutor alguno sea osado de prender a persona alguna, sin mandamiento de Juez competente..." ,
o bien en la Ley XII en la que los representantes de nuestro Pueblo acordaron, hace ya cinco siglos, bajo el Arbol de Gernika, que ningún ciudadano pueda ser objeto de tormento
"... Que a vizcayno alguno no se dé tormento alguno, ni amenaza de tormento, directa ni indirecta, en Vizcaya, ni fuera de ella en parte alguna".
Disposiciones que se han repetido constantemente en todos los códigos vascos y que nos dan testimonio de que nuestro Pueblo ha tenido como referente histórico el respeto a la dignidad y a la libertad de las personas.

Reconocimiento y aceptación de la pluralidad
Queremos reivindicar la pluralidad de la sociedad vasca como un punto de partida enriquecedor, y por eso afirmamos la necesidad de abordar nuestras legítimas discrepancias mediante el diálogo, como instrumento que garantiza la construcción de un futuro para todos basado en la tolerancia y el respeto mutuo.
Por este motivo, nos hemos congregado para manifestar que por encima de nuestras legítimas diferencias, propias de una sociedad plural, estamos de acuerdo en las siguientes premisas básicas: ·

  • La violencia conculca gravemente los derechos básicos de las personas, supone una agresión al conjunto de la sociedad, y ataca directamente las bases éticas y morales de cualquier sistema de convivencia.
  • Nuestro Pueblo no puede, no quiere, estar condenado a vivir sin paz. La violencia es inhumana y contraria a la dignidad humana. Es fuente de dolor y semilla de odio. Rotundamente queremos afirmar con Mahatma Gandhi que "no hay caminos para la paz, la paz es el camino".
  • Los conflictos políticos sólo se pueden resolver desde el diálogo, el respeto mutuo y la tolerancia, utilizando única y exclusivamente los mecanismos que la política y la democracia tienen para conformar la voluntad de los pueblos.


Nuestro compromiso ético
Convencidos del deber que tenemos como sociedad de abordar la solución de cualquier problema de convivencia sobre la base de estas premisas, en este acto simbólico,
- Queremos manifestar nuestro compromiso ético y cívico en defensa de los derechos y de las libertades de todas las personas.
- Queremos rebelarnos contra la injusticia y denunciar ·

  • Los asesinatos cometidos por el terrorismo sobre personas y colectivos que son contrarios a sus postulados totalitarios, y que conculcan el más elemental y básico de todos los derechos humanos, el derecho a la vida.
  • Las extorsiones y chantajes económicos y morales, las amenazas físicas y, en general, la violencia de persecución que limita la libertad y atenta contra la seguridad de las personas.
  • La intolerancia que se sirve de la utilización del miedo y de la agresión para imponer a los demás sus proyectos políticos.
  • Los atentados a la libertad de expresión y de pensamiento que persiguen la criminalización de las ideas legítimas defendidas por vías pacíficas y democráticas.
  • Y todas las violaciones de todos los derechos humanos de todas las personas.

Ante todas estas situaciones, reunidos en Gernika, símbolo de Paz y de Libertad para los vascos, como Lehendakari de la sociedad vasca, y en su representación, deseo proclamar solemnemente:

Primero. - Nuestro compromiso con la defensa del derecho a la vida y de las libertades de todas las personas, como principios fundamentales de la convivencia social y, en consecuencia, nuestro rechazo a todo tipo de violencia. El respeto debido a los derechos inviolables de todos los seres humanos, a su integridad física y moral, y a su libertad de expresión, constituyen la única base firme sobre la que asentar una convivencia auténticamente humana y cualquier proyecto político legítimo.

Segundo. - Nuestro compromiso de defender y garantizar el ejercicio de los derechos y de las libertades de todos y cada uno de nuestros conciudadanos y conciudadanas.
- Libertad para vivir sin la amenaza de la coacción, de la persecución y del asesinato, de forma que el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas vascas, sin excepción, tengan garantizados en nuestra sociedad el ejercicio de todos los derechos humanos que les corresponden como personas.
- Libertad también, para las ideas, para todas las ideas. Libertad de opción, libertad de pensamiento, libertad para elegir y libertad para decidir sin imposiciones y sin chantajes.
- Libertad para que todos los proyectos puedan ser defendidos, y en su caso materializados, única y exclusivamente por las vías políticas y democráticas.

Tercero. - Nuestro compromiso de solidaridad activa y de reconocimiento ético, político, social y material a todas las personas que han sufrido y sufren las consecuencias de la violencia, la intolerancia y el terrorismo, en cualquiera de sus manifestaciones. La solidaridad y la cercanía con las víctimas es una obligación social ineludible, consecuencia necesaria de la dignidad humana que estamos dispuestos a defender con absoluta determinación.

Cuarto. - Nuestro compromiso para desarrollar, además de las medidas legítimas de que dispone un estado de derecho para defender la libertad y la seguridad de las personas, cuantas iniciativas contribuyan a crear las condiciones precisas para lograr el final dialogado de la violencia, la normalización política y la reconciliación en el seno de nuestra sociedad.

Quinto. - Nuestro compromiso con el diálogo y la no-violencia. Porque la sociedad vasca no pide a nadie que renuncie a sus ideas, le exige que las defienda, única y exclusivamente, a través de la política y de la democracia.

Sexto. - Nuestro compromiso de difundir y transmitir al mundo entero esta Declaración de Gernika, para que sea conocido universalmente el verdadero sentir del Pueblo Vasco. Un Pueblo abierto y solidario que ha demostrado a lo largo de la historia su firme compromiso a favor de la Paz, la Libertad, la Justicia y la Dignidad Humana.