Este documento político quiere
trasladar a la opinión pública los análisis
y conclusiones a las que ha llegado BATASUNA, en un
momento especialmente importante para el presente y
el futuro de nuestro pueblo.
No se puede entender
este momento sin entender lo ocurrido en los últimos
25 años. Es por ello que este documento hace
un recorrido de todo este periodo, a la vez que aporta
unas conclusiones sobre la situación actual.
Del análisis realizado, BATASUNA,
como expresión pública y plural de la
izquierda abertzale, ha fijado una prioridad política
para el presente inmediato: la construcción de
un proceso de paz que supere definitivamente el escenario
de enfrentamiento político y armado en nuestro
pueblo.
BATASUNA asume, en consecuencia, su
condición de agente comprometido en la búsqueda
y consolidación del proceso que conduzca definitivamente
a un escenario justo de paz estable y duradera para
Euskal Herria.
BALANCE POLÍTICO (1977-04)
1.1. Negación, imposición,
división
Euskal Herria ha sido a lo largo de
su historia un pueblo negado y dividido en diferentes
ámbitos políticos y administrativos.
Desde La Revolución francesa
la ciudadanía de Lapurdi, Nafarroa Beherea y
Zuberoa ha reivindicado una estructura institucional
propia para los tres territorios, pero todo este tiempo
el Estado jacobino ha respondido con la negación
y el desprecio.
En los otros cuatro territorios, los
herederos del franquismo pusieron en marcha la transición
para seguir haciendo lo mismo que con Franco, a través
de la Constitución y el marco autonómico.
La Constitución española se puso en marcha
contra la voluntad de nuestro pueblo; el Amejoramiento
no se votó en Nafarroa; y el Estatuto arrancó
con un apoyo mínimo y desde la amenaza de 'esto
o nada'.
La izquierda abertzale planteó
un 'no' rotundo a la imposición, porque a la
postre se seguía negando y dividiendo a nuestro
pueblo. Se adoptó la decisión de trabajar
y luchar en el día a día, a pesar de que
los demás agentes pronosticaban su final político.
Los primeros años de la reforma
franquista fueron muy duros. A pesar de ello, la izquierda
abertzale fue capaz de luchar y poner en marcha una
estrategia que pretendía encarrilar la resolución
democrática del conflicto, a través de
la Alternativa KAS. El punto culminante de la Alternativa
KAS fueron las egociaciones de Argel.
1.2. La crisis del año 1992.
Agotamiento de la estrategia de negociación
Hace diez años, la izquierda
abertzale atravesaba un periodo de crisis provocada,
fundamentalmente, por el bloqueo de su estrategia de
negociación con el Estado español. La
ruptura de las negociaciones de Argel dio paso a un
periodo de confusión que fue aprovechado por
el Estado para plantear todo tipo de maniobras que,
bajo el manto de intentos negociadores, sólo
buscaban hacer posible la escisión y la derrota
política y policial de la izquierda abertzale.
Hace diez años, el Estado español,
gestionado por el PSOE, contaba con el aval, la colaboración
y el consejo del Gobierno autonómico liderado
por Ardanza que, tras la fachada del Pacto de Ajuria-Enea,
consolidaba el colchón y la cobertura político
social que el Estado necesitaba para su contraofensiva
policial.
Así se inauguró la etapa
de la dispersión de los presos y las presas,
el acoso permanente a Herri Batasuna, su apartheid en
los medios de comunicación, la operación
de Bidarte
Todo valía para acabar con la
izquierda abertzale.
1.3. La reordenación estratégica
de la izquierda abertzale. Las decisiones básicas
(1994)
Los estrategas del Estado español
y sus colaboradores de Sabin Etxea y Ajuria Enea no
contaban con la capacidad de reordenación táctico-estratégica
de la izquierda abertzale.
En aquella época de incertidumbre
e incremento despiadado de la represión, la izquierda
abertzale, en su conjunto, fue capaz de tomarse el tiempo
necesario para debatir, discutir y acordar una renovación
en profundidad de su estrategia política.
Conscientes de las dificultades, pero
en la confianza de haber sembrado con honestidad y seriedad
en amplias bases populares del pueblo vasco un proyecto
independentista de izquierdas, se adecuó la estrategia
a la nueva realidad existente en Euskal Herria y en
los estados español y francés.
Aquella reordenación se fundamentó
en tres grandes decisiones:
a) Frente a una estrategia sustentada
en la partición (primero Hego Euskal Herria y
después Ipar Euskal Herria), se hizo una apuesta
clara por erigir otra estrategia de carácter
nacional que tuviera en cuenta las diferentes realidades
de nuestro pueblo.
Como fruto de aquella decisión,
el conjunto de la izquierda abertzale y sus diferentes
organizaciones se convirtieron, con el tiempo, en organizaciones
de carácter nacional con la extensión
práctica de su estructura militante al conjunto
de territorios de Euskal Herria.
b) Frente a la estrategia que
aguardaba al día 'D' posterior a la negociación
entre ETA y el Estado español, que cambiaría
la realidad de manera radical, se planteó una
estrategia de construcción permanente de Euskal
Herria. Una estrategia de construcción nacional,
un trabajo militante diario en los vectores estratégicos
de nuestra nación, que debía permitir,
por un lado, aliviar los efectos demoledores de la política
de los Estados (desindustrialización, euskara,
educación...) y, por otro lado, hacer nítidos
en nuestro pueblo los límites jurídicos
y políticos del marco autonomista.
La superación de dicho marco
no era un capricho político, ni una cuestión
meramente macropolítica, estaba en juego la supervivencia
misma de Euskal Herria en esa apuesta.
El euskara, la economía, el sistema
educativo, los medios de comunicación
necesitaban
un nuevo marco político. La apuesta era hacer
ver a los amplios sectores populares que trabajaban
en esos campos la necesidad de un marco que superara
la partición y la falta de soberanía.
Esta era la única manera de garantizar la propia
subsistencia como comunidad nacional culturalmente diferenciada.
c) De una estrategia meramente
negociadora se dio paso a una estrategia de construcción
nacional, se pasó de la Alternativa KAS a la
Alternativa Democrática, en la que se apuntaba
la necesidad de un proceso democrático nacional
abierto a todos los sectores políticos, sociales
y culturales de nuestro pueblo, y se renovaba también
el modelo negociador.
Este proceso debería determinar
y encauzar las aspiraciones de nuestro pueblo, al que
correspondía hablar como tal con los estados
español y francés, de nación a
nación, de soberanía a soberanía.
El papel de los Estados se limitaba
a la aceptación y al respeto de lo que el pueblo
vasco decidiera en un proceso pacífico y democrático.
Sin embargo, el Estado español optó por
criminalizar la propuesta de paz que suponía
la Alternativa Democrática y, no contento con
ello, encarceló a toda la Mesa Nacional de Herri
Batasuna.
En ningún caso conseguirían
alterar las importantes decisiones mencionadas anteriormente
y que tanto fruto han dado con el paso de los años.
1.4. 1998: Agotamiento del autonomismo.
Logro de la estrategia renovada
El proceso de Lizarra-Garazi no fue
otra cosa que el intento de poner en marcha ese proceso
democrático por el que se apostó en la
Alternativa Democrática.
Aquel proceso produjo unos efectos políticos
de calado estratégico. Enterró definitivamente
la partición y el autonomismo como alternativas
para la superación de los problemas políticos,
económicos o culturales.
Demostró que la labor realizada
en el área de la construcción nacional
y social había articulado una masa crítica
popular en el sindicalismo (colaboración ELA-LAB),
en el euskara (dinamismo de Kontseilua, Bai Euskarari),
en la educación (Euskal Unibertsitatea), o en
el deporte (ESAIT y la lucha por las selecciones nacionales).
Visualizó, como nunca antes,
el mapa de Euskal Herria, sus siete territorios. La
creación de Udalbiltza fue el elemento político
más importante en esa dirección.
Materializó la potencialidad
de una interlocución con los Estados de carácter
nacional y democrático. Las y los componentes
de la mesa de Lizarra-Garazi debían ser los depositarios
de los intereses nacionales y populares, en la búsqueda
de un proceso de negociación con los Estados,
sobre la premisa del respeto a la palabra y la decisión
de Euskal Herria.
En definitiva, contribuyó a sostener
y consolidar la reordenación de la estrategia
en los parámetros decididos en 1994.
En el aspecto negativo cabe subrayar
que, pese a ostentar tanto PNV como EA la responsabilidad
máxima del fin de la tregua, la izquierda abertzale
pagó cara la nueva situación y, a los
pobres resultados de las autonómicas del 2001,
hay que sumarle el fin del proceso Batasuna con la escisión
de Aralar y la no incorporación del conjunto
de AB. La izquierda abertzale entró en una crisis
importante y su capacidad política para incidir
en el escenario político se redujo por un tiempo.
1.5. La respuesta del Estado español:
la represión y la ilegalización
El proceso de 1998 hizo saltar todas
las alarmas, si bien con diferente intensidad, de los
Estados español y francés.
El Estado español fue consciente
desde el inicio de que aquel proceso visualizaba definitivamente
la derrota del diseño pactado en la transición
y ponía en serio riesgo su proyecto llamado España.
Una vez más, volvía a ser central en el
debate político cultural del Estado la gran pregunta
que se viene repitiendo a lo largo de los dos últimos
siglos en la vida política española: ¿Qué
es España?
Son precisamente la aceleración
de la crisis del marco político actual y, paradójicamente
la débil situación de la izquierda abertzale
tras las ruptura del Acuerdo de Lizarra-Garazi, las
que llevaron al Estado español a apretar el acelerador,
ilegalizando a las organizaciones de la izquierda abertzale
e instalando un auténtico estado de excepción
y apartheid político para miles de personas en
Euskal Herria.
Los dos años transcurridos desde
la ilegalización permiten decir con claridad,
y a pesar de todas las dificultades que el apartheid
político plantea, que la izquierda abertzale
ha derrotado esta estrategia y ha sabido seguir adelante,
apostando por la construcción nacional, por el
desarrollo de Udalbiltza, estructurándose a nivel
nacional, haciendo frente a la ilegalización
y, también, a los cantos de sirena creados por
los autonomistas en torno al plan Ibarretxe.
Es precisamente el PNV el que aprovecha
este momento para presentar el plan Ibarretxe como mecanismo
que aborte el debate abierto en el conjunto del país
sobre el marco y, además, sirva para desgastar
a una Batasuna en plena ilegalización.
El PNV es consciente de que 25 años
más tarde no puede seguir reivindicando y vanagloriándose
del Estatuto, y es por ello que presenta un nuevo plato
estatutario, en este caso aderezado con un preámbulo
que recoge, en general, las reivindicaciones básicas
de la izquierda abertzale: Euskal Herria, autodeterminación
y consulta popular.
1.6. La respuesta del Estado francés:
el desprecio
La apuesta de construir una estrategia
nacional coincide con el inicio de un dinamismo político
y social en Ipar Euskal Herria desconocido hasta aquellas
fechas.
La reivindicación de un Departamento
propio, la oficialidad del euskara, la universidad y
la Cámara Agraria han permitido poner en entredicho
el actual estatus político en Lapurdi, Nafarroa
Beherea y Zuberoa.
La necesidad de una estructura institucional
propia, así como la necesaria vinculación
de cualquier proyecto de futuro con el conjunto de Euskal
Herria, se van abriendo paso con fuerza.
Es por ello que el Estado francés
ha dejado de ser un mero cooperador de la política
represiva del Gobierno español, para convertirse
en un agente activo en la represión del pueblo
vasco en su conjunto.
El desprecio a la voluntad de los vascos
y vascas, la mofa permanente a sus reivindicaciones
es la seña de identidad de la política
del Estado francés con respecto a Euskal Herria.
ANALISIS DE LA SITUACION ACTUAL:
TIEMPO PARA EL CAMBIO
POLÍTICO
La coyuntura actual en Euskal Herria
viene determinada por estos tres factores clave:
2.1. Crisis de los actuales estatus
políticos en el conjunto de Euskal Herria
Esta crisis ha originado, con distinta
intensidad, el agotamiento de los actuales modelos de
Estado, tanto en el caso del modelo español como
en el del francés.
Hoy, en el Estado español, el
debate se centra en la reforma constitucional y en el
modelo de Estado autonómico futuro. Sólo
hay una razón fundamental para entender la apertura
de este debate: la derrota del modelo de transición
y la apertura de un proceso de recuperación de
la palabra por parte de Euskal Herria. Se podrán
aducir otras razones, desde la europea a la sucesión
monárquica, pero éstas sólo son
cortinas de humo que tratan de generar la falsa impresión
de que dicho debate es una prolongación natural
del debate constitucional de 1978.
La gran victoria política del
conjunto de la izquierda abertzale y del pueblo vasco
debe ser ocultada, manipulada, porque sienta un precedente
peligroso para los poderes fácticos y los gestores
del Estado.
En consecuencia, el Estado español
tratará de que dicha reforma se haga con el menor
coste posible para su proyecto, objetivo que no alcanzará
si la izquierda abertzale es capaz de perseverar en
nuestra estrategia, planteando con claridad que la resolución
del conflicto sólo se podrá edificar desde
el principio del reconocimiento del derecho de autodeterminación
para el pueblo vasco.
Respecto al Estado francés, es
indudable que el debate y posterior proceso de descentralizaciones,
los acuerdos de Matignon respecto a Corsica, así
como el sinfín de reivindicaciones y referendos
que se están dando en torno a las antiguas colonias,
han abierto también un debate sobre el marco
político en el conjunto del Estado, aunque en
menor medida que en el caso español. En todo
caso, la reclamación de un cambio político
es, hoy por hoy, mayoritaria también en los territorios
bajo dominio del Estado francés.
2.2. Debate sobre el futuro de Euskal
Herria: Proliferación de propuestas
Partiendo de la base de que no sólo
el Estado sino el conjunto de fuerzas políticas
son conscientes de la inevitabilidad del cambio en el
estatus político, asistimos a una especie de
subasta de marcos y propuestas para superar el actual
marco político.
Frente a una etapa histórica
anterior en la que sólo la izquierda abertzale
planteaba la necesidad de cambiar radicalmente el marco
político, hoy quienes esgrimían con orgullo
y prepotencia la bandera del Estatuto y la partición
se apresuran a adecuarse a la nueva situación
creada por la lucha de la izquierda abertzale.
Pero por encima de otras consideraciones,
en cuanto a los contenidos de cada propuesta, lo sustancial
es comprobar que ya ni siquiera el PSOE es capaz de
defender el actual estatus tal y como está diseñado
en la actualidad. O que ni siquiera quienes se sienten
arte y parte de la República francesa pueden
hoy defender la prepotencia de un Estado ante las reivindicaciones
que se realizan desde Euskal Herria.
Sólo este último dato
debería permitir a la izquierda abertzale ver
el alcance de su victoria política.
2.3. La consulta popular, eje del
debate político
La asunción cada vez más
mayoritaria de la consulta popular como instrumento
para legitimar los marcos políticos actuales
o de futuro resulta un factor clave. Una reivindicación
histórica permanente de la izquierda abertzale
que se abre paso en el debate político, constituyendo
la piedra angular para el futuro político inmediato
de Euskal Herria, tal como se constata por las diferentes
propuestas presentadas.
Es el pueblo vasco, y sólo el
pueblo vasco, quien debe determinar su presente y su
futuro mediante la consulta directa a sus ciudadanos
y ciudadanas.
LA PAZ ES AHORA LA PRIORIDAD
La actual situación política
(crisis de los estatus políticos, nuevas propuestas,
consulta popular) ha creado condiciones favorables para
el inicio de un proceso de superación del conflicto
en nuestro pueblo.
La apuesta por un proceso de superación
del conflicto cuenta de antemano, además, con
una ventaja innegable: cualquier intento en esta dirección
cuenta con el respaldo abrumador de nuestro pueblo.
Las direcciones de los partidos pueden
poner todos los obstáculos en este proceso, pero
quienes nos votan (a todas las formaciones, sin excepción)
apuestan de manera abrumadora por un proceso que conduzca
a la solución y a la paz.
Siendo esto así, es responsabilidad
política de la izquierda abertzale, aquí
y ahora, sacar el conflicto de las calles y llevarlo
a la mesa de negociación y diálogo.
Para que esto sea así, debe existir
el compromiso de todas las partes para superar todos
los obstáculos que impidan dicho objetivo. BATASUNA
reitera aquí ese compromiso, y por lo tanto,
utilizará todos sus medios para que todos los
obstáculos sean superados.
Los viejos estatus políticos
han demostrado sobrada capacidad para regenerar el conflicto
y sobrada insuficiencia para resolverlo. Por el contrario,
un nuevo estatus fundamentado en el acuerdo y el reconocimiento
de todos los derechos traerá el cambio político
y la paz consigo.
Es por ello que se deben dejar de lado
las recetas del pasado para buscar nuevas fórmulas.
Y a la hora de ensayar nuevas fórmulas, el diálogo
es la herramienta válida.
El acuerdo basado en el diálogo
entre todos los agentes traerá un nuevo estatus
político. Para que dicho acuerdo sea eficaz es
inevitable consultar a la ciudadanía vasca. Y
todas las partes deberán garantizar que los resultados
de la consulta serán respetadas.
BATASUNA quiere mostrar su plena disposición
a participar en dicho proceso, entendiendo que como
tal proceso de negociación y diálogo,
exigirá por parte de todos la flexibilidad suficiente
para hacer las concesiones necesarias para alcanzar
un acuerdo satisfactorio.
LAS BASES PARA LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO:
EL DIALOGO Y EL ACUERDO
4.1. Superar el conflicto requiere
de un proceso de diálogo
BATASUNA contempla la resolución
del conflicto político como un proceso. No es
posible resolver un conflicto que dura siglos de un
día para otro; y no hay atajos. Construir la
paz exige un proceso, global y multilateral, desarrollado
con seriedad, sin prisas y sobre bases sólidas.
4.2. Objetivo del proceso de diálogo
El objetivo final de este proceso de
superación del conflicto político y armado
debe ser la construcción y puesta en marcha,
de manera acordada, de un escenario que posibilite el
tránsito hacia un nuevo marco político
donde se garanticen todos los derechos al conjunto del
pueblo vasco.
LOS COMPROMISOS DE BATASUNA DE CARA
A UN PROCESO DE DIALOGO PARA LA RESOLUCION DEL CONFLICTO
BATASUNA considera que el proceso de
superación del conflicto exige la puesta en marcha
de un proceso de diálogo político multilateral.
El diálogo tiene que venir acompañado
de una serie de compromisos que garanticen la voluntad
clara e inequívoca de todas las partes.
BATASUNA asume y emplaza a compartir
los siguientes compromisos:
1) Compromiso para ir a las raíces
del conflicto con el objetivo de buscar una salida democrática.
2) Todos y todas las ciudadanas
vascas tienen derecho a ser consultadas. En consecuencia,
los estatus políticos actuales y de futuro necesitan
del refrendo de la ciudadanía. Compromiso para
respetar la decisión de los ciudadanos vascos
y vascas.
3) Compromiso de que dicha consulta
se hará en condiciones pacíficas y democráticas,
comprometiéndonos para ello a tomar las medidas
necesarias.
4) Compromiso de que el acuerdo
tendrá en cuenta tanto la historia como la actual
realidad de Euskal Herria.
El acuerdo debe contar con la adhesión
y el respeto de las distintas sensibilidades existentes
en el pueblo vasco.
5) Compromiso para dirimir las
diferencias durante el proceso de manera pacífica
y democrática.
6) Compromiso de que la utilización
de vías exclusivamente políticas y democráticas
permitirá la materialización, sin límites
ni restricciones, de todos los proyectos políticos.
7) Compromiso de que en el acuerdo
se recogerán y regularán los derechos
recogidos tanto en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, como en los Pactos por los Derechos
Económicos, Civiles y Políticos de la
ONU.
EL PROCESO PARA LA RESOLUCION BASADO
EN DOS ACUERDOS
BATASUNA considera que debe haber dos
espacios diferenciados para el diálogo y el acuerdo:
6.1. Acuerdo entre los agentes de
Euskal Herria
Contenidos del acuerdo entre los agentes
políticos, sociales y sindicales:
-Deben acordar, partiendo de nuestra
actual realidad, el tránsito político
hacia un nuevo escenario en el que el pueblo vasco pueda,
en condiciones democráticas, decidir cualquier
estatus político o institucional para nuestro
pueblo.
-El acuerdo debe ser refrendado, inevitablemente,
por la ciudadanía de Euskal Herria.
-Los firmantes de este acuerdo deberán,
además, constituir la interlocución democrática
de nuestro pueblo, abriendo un proceso de dialogo y
negociación con los Estados para hacer respetar
los contenidos del acuerdo.
6.2. Acuerdo entre ETA y los estados
español y francés
Contenidos del acuerdo entre ETA y los
Estados español y francés:
- Desmilitarización del conflicto.
- Presos, deportados y refugiados.
- Víctimas.
Donostia,
14 de noviembre de 2004
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