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29 de febrer
Novetats  
   
ABRIR CAMINOS A LA PAZ
Declaració firmada per 602 sacerdots bascos
   
 

Los que suscribimos, sacerdotes de la diócesis de Bayona, Bilbao, Pamplona Tudela, San Sebastian i Vitoria, consecuentes con las exigencias de nuestra tarea evangelizadora y sintiendonos corresponsables e implicados con nuestros Obispos en sus afirmaciones y esfuerzos por la construcción de la paz en Euskal Herria desde la justicia y el respeto a todos los derechos humanos, a la profundización en la democracia ya la reconciliación social.

Constatamos que es un deseo generalizado la construcción de una auténtica paz basada en la justicia cuya consecución no puede supeditarse a intereses partidistas y debe superar la situación de enfrentamientos de todo tipo que deteriora hoy gravemente la convivencia en nuestro pueblo.

Creemos que las expectativas suscitadas por los procesos de paz en otras naciones y los esfuerzos de convergencia de diversas fuerzas sindicales, políticas, movimientos sociales y culturales del ámbito vasco y estatal deben ser tenidos en cuenta para llegar a acuerdos con proyección de futuro.

Observamos que el convencimiento, ampliamente extendido en la ciudadanía, de que es posible alcanzar un razonable acuerdo de paz está relacionado necesariamente con los medios democráticos de contactos, diálogo y negociaciones.

En consecuencia, para facilitar un proceso de paz en Euskal Herria:

Proponemos que las partes enfrentadas en el conflicto muestren públicamente su voluntad firme y eficaz de dialogar, sin condiciones previas, para alcanzar un acuerdo honorable de paz.

Por lo tanto les pedimos que se esfuercen por desactivar progresivamente el conflicto mediante decisiones y gestos concretos de distensión. En este sentido, una tregua de ETA y de IK en sus estrategias armadas por una parte, y por otra, la respuesta positiva de los Gobiernos centrales a las reivindicaciones de las presas y presos políticos vascos y, en general, al desarrollo de la democracia son pasos importantes para abrir caminos a un proceso de paz.

Aunque sólo la superación definitiva del conflicto conlleva una plena humanización en las mutuas relaciones, insistimos desde ahora en la indispensable solidaridad y respeto íntegro a los derechos de todas las víctimas de esta confrontación y de sus familiares. Pedimos que los partidos políticos, sindicatos, movimientos y grupos sociales de todo tipo promuevan con más decisiÓn y convencimiento, sin condiciones previas ni exclusiones, iniciativas convergentes para el diálogo y debate de cualquier propuesta de paz.

Solicitamos de la Santa Sede y de sus organismos pontificios correspondientes, en especial de «Justicia y Paz», y, particularmente, de nuestras respectivas Iglesias diocesanas, que realicen las gestiones pertinentes a favor de un proceso de paz para nuestro Pueblo.

La construcción de la paz nos urge. Tenemos que realizar caminos de encuentro, practicar la escucha y colaborar en el logro de las bases de una negociación que posibilite una convivencia basada en la justicia y en la paz. Para ello el diálogo es el instrumento privilegiado y humano. Juan Pablo II ha llamado a utilizarlo y ha elogiado a los que lo emplean como método de superar los conflictos y realizar la paz.