En el programa de
Manuel A. Rico de RNE de las 11 de la noche del miércoles
26-2-03, del que tenemos una copia grabada, se produjo
un hecho insólito con ingredientes de suplantación
de personalidad y montaje, con daño para la imagen
de, al menos, dos personas y, a todas luces, para lograr
una intoxicación informativa. Que sepamos, el
modo es una novedad en el panorama de la propaganda
política. El hecho incluye el uso de datos obtenidos
presuntamente en escuchas ilegales.
Relatamos aquí el fragmento
de la conversación de M. A Rico con una mujer
que dice llamarse Carmen y dice llamar de Pontevedra,
para aportar su testimonio sobre nuestro primo Joan
Mari Torrealdai, escritor detenido y encarcelado en
el caso “Egunkaria”.
Tras dejar entrever que es oyente habitual
y que trabaja hasta bastante tarde, la tal Carmen dice
ser familiar, prima de Joan Mari. Se da la circunstancia
que no ha habido ni hay más parientes de Joan
Mari en Galicia ni por parte de los Torrealdai
ni de los Nabea que Karmele Torrealdai (Carmen
en euskera), quien hace tres meses dejó Vigo
para venir al País Vasco, donde trabaja en la
restauración y vive con una de sus hermanas.
La familia y la suplantada han comprobado
en la grabación que ni la voz ni las expresiones
son de Karmele, ni el lugar donde estaba el miércoles
era Pontevedra. El acento también era totalmente
distinto. Karmele, después de 20 años
en Galicia, tiene un punto de acento gallego y, en cambio,
“la voz” tenía acento de urbana con
origen indeterminable.
Las numerosas contradicciones en las
que incurre, el tono de recitado guionado que cuando
se le acaba vuelve a repetir casi por entero, o el insólito
hecho de que alguien llame a una radio para denunciar
a un “primo”, no son propias de un familiar,
y dicen poco de la perspicacia del periodista Rico.
No podemos saber si éste estaba en la pomada
o ha sido objeto de una maniobra, aunque tiene la responsabilidad
de no haber comprobado identidades y prestar, de hecho,
los micrófonos para una operación delictiva.
Para que el montaje funcione se introdujeron
elementos de la vida de Karmele y de su familia que
no pudieron obtenerse sino mediante pinchazo telefónico
reciente. Por ejemplo, la tal Carmen inicia la conversación
con soltura quejándose del adelanto horario del
programa lo que no le permite ahora escuchar todos los
días porque se supone que sale muy tarde del
trabajo. En efecto, Karmele regresa tarde debido a su
trabajo, pero primera contradicción
es imposible que pueda oír la radio atendiendo
mesas ni le apasiona RNE y segunda contradicción
hasta ahora no trabajaba hasta tarde.
Tercera contradicción. Relata
que marchó hace años del País Vasco
y que tiene 36 años, cuando Karmele tiene 44.
Cuarta contradicción. Dice que
«la imagen que tengo de él es de una foto
en blanco y negro, vestido con hábitos de…
no sé si llamarlo cura, fraile… lo que
sea, porque en su día fue… sacerdote, fraile,
humm.. tal». Torrealdai fue franciscano, y en
Forua, donde además había un convento,
difícilmente hay nadie que confunda un cura con
un franciscano. Una “prima” tan cercana,
y se supone que natural de Forua, no podía ignorarlo.
De todas maneras, hasta esa parte de
la intervención se podía pensar que la
tal Carmen podía querer notoriedad hablando por
la radio y utilizando datos obtenidos de una hipotética
relación con Karmele en Vigo.
Pero es ahí donde se empiezan
a disparar las alarmas. Lo esencial es que un comentario
relativo al recuerdo de los “hábitos”,
sólo lo había formulado unos días
antes y tras la detención de Joan Mari, otra
de las primas, Maite abajo firmante en conversación
telefónica con la hermana de Joan Mari.
Ello y la información sobre
Karmele delata dos cosas. Que uno de los dos teléfonos,
en personas sin ningún atisbo de acusación
delictiva, estaban pinchados y que esa conversación
(en euskera) fue traducida para su empleo en una llamada
muy interesada a la radio, como luego se verá.
Continúan las contradicciones
de la tal Carmen en RNE: «Luego la otra imagen
que tengo de él es que es de un señor
que se dedicaba mucho al tema... de lo vasco... muy
entregado, tal. Resulta chocante llamarle “señor”
a un primo y que una vasca hable de “lo vasco”
como de algo ajeno.
Y sigue con una desagradable coladura
de antología: «y estos días cuando…
tres o cuatro días, me dijo mi madre: ¿Sabes
que han detenido a Juan Mari... Tu primo, sí!».
Estos son los auténticos milagros de la radio
abierta, capaces de rescatar conversaciones .. con nuestra
madre, fallecida hace siete años.
Después de decir que es y se
siente vasca, la mediocre actriz señala. «Nunca
me he planteado preguntarle a Juan Mari... Si le tuviera
aquí, de cerca, le preguntaría Pero ¡por
qué¡ Cómo has podido llegar a tanto
¿no?» La supuesta prima representa que
lo que ha oído de “su primo” en los
medios es verdad sin pedir información a la familia
con la que, al parecer, tanta relación mantiene.
Y sigue: «Él ha casado
a primos, ha estado en funerales, ha bautizado a familiares...
somos una familia muy extensa...». No es extensa,
y raramente ofició para la familia (el funeral
de su aita, la boda de su hermana..) pues Joan Mari,
aunque sigue siendo un hombre de confianza y muy querido
por la Orden franciscana, colgó los hábitos
hace muchos años, se casó y tiene dos
preciosos hijos.
La impostora añade la referencia
a otra foto «de una visita posterior que le hicimos
a donde él trabajaba». Nunca hubo tal visita
de Karmele aunque nos encantaría tener esa foto
de recuerdo ahora que nos lo han arrebatado. Y ya le
traiciona el subconsciente, en el mensaje principal
y motivo de este montaje, que no es sino contrarrestar
la denuncia por torturas hecha por el director de “Egunkaria”,
Martxelo Otamendi.
Dice la sustituta con aparente sentimiento:
«Lo único que me ha alegrado es que, por
lo menos, cuando ha dicho, cuando ha hecho el reconocimiento…y
he oído (inaudible, examen?) que a las diez».
Ahí cayó en su propia trampa. Solo un
funcionario policial puede utilizar la expresión
«ha hecho», propia de una práctica
profesional ejercida, pero nunca jamás lo haría
alguien ajeno. La tal Carmen se da cuenta y rectifica
sobre la marcha y dice «y LE han hecho un reconocimiento
y… diciendo que no tenía nada y ha firmado
un escrito conforme no…». Está interpretando
ante la audiencia verdadero destinatario de todo
el montaje el alivio de un familiar que pese a
desacreditarle a su “primo”, se alegra de
que no le haya pasado nada, cuando lo plausible es que
la alegría no es porque no le hayan torturado
tenemos la convicción moral de que sí
como la inmensa mayoría de los vascos sino
de que él no lo haya denunciado.
Y eso puede tener una explicación.
Ni la presunta funcionaria de la Guardia Civil, de la
Policía Nacional o el CESID o de lo que sea,
ni Rico, querrán entender que alguien que ha
estado cinco días en comisaría “molido
a palos” (según afirmó Martxelo
Otamendi a su salida de la cárcel), y no hace
en su declaración ante el juez una denuncia por
torturas, podría ser por una de dos cosas: porque
está aterrorizado o, como creemos que es el caso
de Joan Mari, un hombre austero, deportista, de
60 años y de grandes valores que está
pensando en no transmitirles a sus hijos la carga traumática
y los sentimientos de quien ha sido vejado con malos
tratos. En esa parte le interrumpe el Manuel A. Rico
que no actuó con la imparcialidad que se le supone
a la profesión, y se apuntó a la versión
oficial. Dice «Eso es lo que hemos contado aquí,
pese a que..» y la impostora: «exactamente,
exactamente». Y sigue Rico: «Otamendía
(sic) ha dicho que le han molido a palos, y es que no
es cierto .. (ahí se da cuenta y añade)
al menos según el testimonio que hemos obtenido
en el programa de parte de Instituciones Penitenciarias».
Y la Carmen: «Exactamente, exactamente».
Y Rico: «No presentaba daños». Y
ella con entusiasmo «Exactamente, es lo que digo
yo».
La interfecta repite varias de las
muletillas anteriores y termina de echar basura sobre
“su” pariente «Cómo una persona
puede evolucionar y llegar hasta ahí».
Queremos denunciar como familiares
reales varias cosas :
-Se trata de un delito de suplantación
de personalidad con daño de la imagen tanto del
injuriado como de la suplantada, con ausencia de comprobación
de la identidad desde la radio que ha sido utilizada
para su comisión y, por la presunta naturaleza
de los delincuentes, es de improbable castigo. Nos reservamos
el derecho de denunciarlo ante los tribunales.
-Esto es un montaje grave, y que por
los elementos que concurren, estamos convencidas que
solo pueden proceder de un servicio de contrainformación
que ha utilizado la llamada de oyentes e información
de pinchazos telefónicos ilegales para responder
de forma rápida y eficaz a un gran escándalo.
-Creemos que nuestro primo ha sido
maltratado y, encima, calumniado en algunos medios de
comunicación, hasta llegar al procedimiento rastrero
de inventarle un pariente que le denuncia y les da credibilidad
a sus presuntos torturadores.
Joan Mari es un persona admirada y
admirable, dedicada al ensayo en temas euskaltzales,
al análisis del fenómeno de la censura
periodística en el franquismo y sobre el euskera,
a la catalogación de libros vascos de la que
es el máximo exponente vivo y referencia obligada,
a la revista “Jakin”, a lograr que continúe
un diario en euskera… Una de las personas más
volcadas a la cultura vasca moderna y firme defensor
de la paz. Nos sentimos orgullosas de su trayectoria.
Que ahora sea víctima de una injusticia y de
un abuso de poder que pone en peligro su integridad,
nuestra cultura y la libertad de prensa, solo le engrandece
y aumenta nuestra admiración y cariño
por él.
Firman este testimonio Maite,
Junkal y Karmele Torrealdai Enjuto
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